Con la rendición incondicional de
Japón y la ocupación americana en varios puntos del país,
trajo consigo un punto de división en la historia moderna de Japón, para 1945 el manga fue prohibido
para poder evitar planes de rebelión en contra de las fuerzas estadounidenses,
obviamente esto no detendría a los mangakas a seguir desarrollando sus historias.
En 1946 apareció uno de los títulos más característicos de la posguerra: Sazae-san,
de Machiko Hasegawa, un manga protagonizado por una ama de casa de enorme
simpatía. El éxito de Sazae-san se prolongaría posteriormente en la televisión,
un medio que demostró la convergencia estratégica entre las industrias del manga
y el anime.
En ese mismo año, Osamu Tezuka,
un estudiante de medicina veinte-añero apasionado de los dibujos animados de
Fleischer y Disney, cambiaría la faz de la historieta nipona con su primer obra: La nueva isla del tesoro, que vendió entre 400.000 y 800.000
ejemplares, gracias a la aplicación de la estética, la narrativa y los
movimientos en varias viñetas combinado con el dinamismo de efectos sonoros de
lo que conocemos actualmente como Manga. El gran éxito de Tezuka lo llevó a las
revistas de Tokio, particularmente a la nueva Manga Shōnen (1947) que fue la
primera revista infantil dedicada en exclusiva al manga, y en la que Tezuka
publicó Astroboy. En estas revistas impuso su esquema de epopeya en forma de
serie de relatos y diversificó su producción en múltiples géneros, de los que
destacan sus adaptaciones literarias y el manga para chicas o shōjo manga.
En 1954 Eiichi Fukui creaba la
serie Akado Suzunosuke, editada en la revista Shonen Gaho. Su personaje
principal era un joven guerrero que vivía una larga sucesión de aventuras. Por esas
fechas, el manga era un medio ampliamente aceptado por el público. Con el
comienzo del auge económico, el pueblo nipón exigía más manga. En respuesta,
una de las principales editoras de libros, Kōdansha, se introdujo en 1959 en el
mercado de revistas. Su título Shōnen Magazine cambió la pauta de periodicidad
mensual a semanal, multiplicando la producción y exigiendo mas a los autores. Pronto, otros grupos
editores como Shueisha, Shōgakukan o Futabasha se le unirían. Este sistema de
producción sacrificaba el color, la calidad del papel y la sofisticación
temática, pero aumentaría
vertiginosamente las ventas hasta cifras astronómicas y con ellas los
beneficios empresariales, convirtiendo al manga en el medio de comunicación más
importante del país.
A imagen de los superhéroes
norteamericanos, nació el cómic Gekko Kamen (1958), escrito por Yasunori Kawauchi e
ilustrado por Jiro Kuwata, presentaba a un paladín de la justicia que ocultaba
una doble personalidad. En esta línea, Cyborg 009 (1964), de Shotaro Ishimori,
era un cómic de ciencia ficción que reflejaba uno de los estereotipos más
habituales del género en Japón: los soldados del futuro, dotados de poderes
sobrehumanos.
En 1967 aparecería la serie sobre carreras automovilísticas
"Mach Go Go Go" (conocidacomo "Meteoro") de Tatsuo Yoshida,
y en 1969 el manga "Golgo 13", de Takao Saito. El manga infantil más
exitoso, Doraemon, aparecería en 1970, creado por Abiko y Fujimoto, Doraemon es
el nombre de un gato robot en cuya bolsa marsupial se ocultan todo tipo
sorpresas venidas de otra dimensión.
En 1972 Go Nagai crearía a
"Mazinger Z", uno de los personajes más famosos del manga y el anime
japones. También hace aparición la dibujante Rumiko Takahashi con su manga
Uruseiyatsura (1978), que reflejaba los elementos temáticos que luego le darían
fama: intrigas sentimentales, humor y aportes de la magia o la fantasía.
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